domingo, 3 de abril de 2011

Ciudades con pasión por las alturas


Hong Kong,  China
“Ciñéndose a la legislación vigente y respetando las limitaciones de su localización de forma exclusiva, una torre puede generar más lucros que una edificación horizontal”, afirma André Vieira, arquitecto de la empresa brasileña Aflalo&Gasperini que diseñó, entre otras, la Ventura Corporate Towers en Río de Janeiro.
Hong Kong, China, con 8,000 rascacielos, es actualmente la ciudad del mundo donde abundan más torres de ese tipo. “Una construcción civil de tal envergadura se enfrenta a unas condiciones de viento dos o tres veces superior a las de un edificio convencional”, explica la ingeniera civil de fachadas Anabel Rosa Rubio, colaboradora en la Torre Iberdrola en España, de 165 metros de altura.
La torre más alta del mundo está en Dubái, Emiratos Árabes, y mide 828 metros. El Burj Khalifa, que es como se denomina, fue diseñado por el arquitecto Adrian Smith, quien se inspiró en los patrones de la arquitectura islámica tradicional (forma de Y que culmina en una estructural de aguja), y en la flor regional del desierto, la “hymenocallis”, para crear la estética del edificio, según datos de la web oficial de esta construcción.
El primer rascacielos, atendiendo a los parámetros modernos, fue el Park Row Building, construido en 1899 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.
Desde entonces las ciudades más pobladas del globo han compartido y desarrollado conocimientos para aumentar la altura de los edificios, como símbolo de modernismo y poder económico.
Las cinco torres más altas del ranking hecho por RTVE (radio televisión española) son, empezando con la más reciente: el Burj Khalifa, con 828 metros; el Taipéi 101 en Taiwán, de 509; el Centro Financiero Mundial, Shanghái, de 492; el Centro de Comercio Internacional, Hong Kong, de 483, y las Torres Petronas, Malasia, con 452. 

Para llenarse los bolsillos
El arquitecto André Vieira explica que, “para que el proyecto sea viable, la aprobación de la parte económica es indispensable, así como la rentabilidad deseada por el cliente por la venta o alquiler del terreno, siendo también muy importantes la calidad arquitectónica del proyecto y la aprobación legal de los organismos responsables”.
Está claro que alcanzar el récord mundial en altura no sólo depende, ni mucho menos, de acuerdos económicos y legales.
Tomar medidas de seguridad adecuadas, en estos casos, es cuestión de vida o muerte, y supone una gran dificultad mantener la funcionalidad del edificio sin perder en calidad estética.

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