domingo, 3 de abril de 2011

Garífunas hondureños cumplen 214 años de avances


Cortés, Honduras
Desde Masca en Cortés hasta Plapaya en Gracias a Dios se asienta una pequeña pero representativa comunidad étnica que guarda más de 200 años de cultura.
Se trata de los garífunas que este mes conmemoran 214 años de su presencia en territorio hondureño y centroamericano.
Desde su llegada, hace más de dos siglos han luchado para mantener su lengua, gastronomía, prácticas religiosas, bailes y otras costumbres que los caracterizan.

Cumbre mundial
Para darle realce al mes de la Herencia Africana en Honduras este año se celebrará la primera cumbre mundial de los afro descendientes que tendrá como tema central el desarrollo sostenible con identidad.
Se espera la llegada de más de mil personas, entre las cuales se destacan delegaciones internacionales de Brasil, Venezuela, Estados Unidos, México, todo Centroamérica, además de organizaciones de todas partes del mundo.
Karen Vargas, secretaria y asesora de asuntos de las mujeres de la Organización de Desarrollo Étnico Comunitario, Odeco, informó que están listos para este evento que les permitirá levantar el perfil.
“Es una ocasión propicia para conmemorar el hecho histórico de presencia garífuna en Honduras y Centroamérica y reflexionar sobre los avances y desafíos.
Es un año más desde aquel primer arribo a estas tierras”, expresó Vargas.
Este evento se llevará a cabo en La Ceiba del 18 al 21 y tendrá su sede en el Centro Universitario Regional del Litoral Atlántico, Curla.
Antes de la cumbre, en Bajamar, Puerto Cortés, se celebrarán los 214 años. Se ha confirmado la presencia del presidente de la República, Porfirio Lobo Sosa, y varios diputados.
“Estos acontecimientos permiten a las autoridades verificar la situación de las comunidades garífunas”, dijo Vargas. 

Los desafíos
Cerca del 10% de la población en el país es afro hondureña, y en la mayoría de sus comunidades día a día enfrentan muchos desafíos.
Entre las principales luchas está poder conservar la lengua materna. “Se ha entrado en desuso en algunas comunidades, pero se están impulsando programas comunitarios”, manifestó Vargas.
Pero la principal responsabilidad está en el seno familiar. “Los padres deben interesarse más por conservar el uso de nuestra lengua materna como el medio de comunicación más eficaz dentro del hogar y fuera de él”, expresó Vargas.
Pero éste no es el problema principal, en muchas comunidades garífunas ni siquiera cuentan con todos los servicios básicos, como agua potable.
En muchas de las comunidades han logrado tener agua gracias al esfuerzo de sus habitantes.
Otra de las áreas adonde se han visto golpeados es en la gastronomía, aunque confían en que ésta no puede desaparecer.
“No se puede prescindir de la alimentación. Las costumbres se van transmitiendo de generación en generación, pero la carencia del coco ha golpeado nuestra cocina y economía”, lamentó Vargas.
La base fundamental de la gastronomía garífuna es el coco que desde hace un tiempo “sufre del amarillamiento letal, la población de cocoteros no se ha podido restablecer en la costa”, añadió.
Debido a esta situación, la población garífuna se ve en dificultades para surtir el mercado como lo hacían antes en la venta de pan de coco.
Por ello solicitan a la Secretaría de Agricultura y Ganadería, SAG, que haga un trabajo más protagónico, pues del coco no sólo depende su gastronomía sino también muchas de las artesanías que fabrican con la concha de esta fruta.
Uno del desafío más difícil ha sido mantener la problemática de la comunidad afro hondureña dentro de las agendas de los diferentes Gobiernos.
“El Estado debe atender las necesidades y cumplir el mandato constitucional que es proteger la riqueza antropológica y cultural de las comunidades tanto indígenas como afro hondureñas”, agregó Vargas.
Aunque la pesca ha disminuido, las comunidades continúan con sus prácticas tradicionales, como la agricultura en menor escala, que les permite mantenerse y cuidar sus territorios.

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